viernes, 24 de mayo de 2013

Curso básico de etnografía para soneros jarochos, o lo que es lo mismo, como hacer trabajo de campo en tres patadas


Curso básico de etnografía para soneros jarochos,
o lo que es lo mismo,
como hacer trabajo de campo en tres patadas

La versión en video de esta ponencia la pueden encontrar en el siguiente enlace
http://youtu.be/Xekni6URg5E

Rafael Figueroa Hernández
figueroa@comosuena.com
Queridos amigos, colegas, conocidos y no conocidos, si están escuchando esto es porque seguramente ya no estaré entre ustedes, pero no se emocionen, no es porque ya me morí, sino porque tuve que salir de esta bella ciudad de Xalapa a cubrir otras obligaciones. No quise dejar de participar y formar parte de este esfuerzo que es más que necesario en nuestro país, por lo que realicé el presente video para participar en el Congreso con la esperanza de que podamos regar algo de buena voluntad y apoyar el desarrollo del estudio de nuestras músicas. Es por eso que me atrevo a presentar ante ustedes este
Curso básico de etnografía para soneros jarochos,
o lo que es lo mismo,
como hacer trabajo de campo en tres patadas
La etnografía es un método de investigación que tiene su fundamento en el trabajo de campo. Es utilizado ampliamente en ciencias sociales cuando el investigador tiene acceso físico a una realidad que quiere estudiar y entonces en vez de estar haciendo su trabajo en un escritorio o en una biblioteca, procesos válidos también, decide que deberá hacer una visita, o varias, o muchas, a algún lugar donde se esté llevando a cabo el fenómeno o el proceso que quiere estudiar. A muchos músicos este proceso les viene valiendo lo que se le unta al queso pero para aquellos que estudian seriamente los géneros tradicionales es algo que debiera importarles y específicamente a los soneros jarochos a quienes dedicamos la presente ponencia.
El son jarocho se encuentra en la actualidad en un momento de auge cuantitativo muy importante. Cientos, si no es que miles de ejecutantes lo cultivan a diario, no sólo en Veracruz, sino en muchos otros lados de México y del planeta entero. Esto se ha dado a partir de la labor de muchos músicos, investigadores, etnomusicólogos, promotores y gestores culturales, que han trabajado conjuntamente para “rescatar” primero y luego consolidar el son jarocho que casi se pierde en el suelo veracruzano, un grupo de personas que, más o menos, están de acuerdo en algunas cosas generales y que a falta de un mejor nombre ha sido conocido como “movimiento jaranero”.
Uno de los principios primigenios de este movimiento jaranero fue precisamente establecer que lo que los medios nos habían dado como son jarocho no era cierto, sino que el verdadero son jarocho estaba languideciendo en algún lugar del campo en una región sociocultural llamada Sotavento, localizada principalmente en Veracruz pero que cubría algunas regiones de Oaxaca y de Tabasco. No discutiremos aquí la validez de dicho planteamiento que puede ser discutible, sino que trabajaremos a partir de uno de sus axiomas que ha probado ser muy fructífero: la veneración por el “verdadero” son jarocho que estada depositado en las manos, cerebros y corazones de los “verdaderos” ejecutantes del son jarocho, quienes con sus instrumentos “verdaderos” y desde sus “verdaderas” tierras, tocaban el “verdadero” son. Si sienten que dije muchas veces la palabra “verdadero” o alguna de sus variantes fue nada más para enfatizar el planteamiento original, no vayan ustedes a creer que quiero poner en evidencia a nadie. Prosigamos.
Esta visión del son jarocho trajo como resultado, desde el punto de vista positivo, que se recuperaron afortunadamente muchos de los saberes musicales que estuvieron a punto de perderse y que estaban en calidad de biblioteca virtual en las cabezas de muchísimos ejecutantes de los cuales no hubiéramos nunca sabido nunca nada si no hubiera sido por el trabajo de campo de muchos de los integrantes del movimiento, pero, y yo sé que ya estaban esperando la palabrita, pero desgraciadamente también trajo aparejado algunos problemas derivados de los que he llamado la “dictadura del informante”.
Dictadura del informante quiere decir, según mi leal saber y entender, que muchos de los que hicieron y siguen haciendo trabajo de campo confiaban totalmente en el músico que estaban entrevistando o aquel con el cual habían aprendido a tocar y entonces ungían todo aquello que sabían con olor a santos óleos y lo trataban como a la biblia, todo aquello que tocaba sus belfos en el camino de salida de su corazón hacia nosotros los mortales debía ser, por el solo hecho de venir de quien venía la mera neta. Esto le trajo al movimiento jaranero un buen número de discusiones sin sentido que se hubieran podido evitar si los músicos hubieran conocido un poquito más de que es esa cosa que se llama etnografía.
No vamos a abordar aquí obviamente todos los aspectos de la etnografía sino que solamente nos limitaremos a darles a los interesados la patada inicial, de hecho tres patadas iniciales, si es que recuerdan el título de esta ponencia. Comenzamos.
Primera patada: la curiosidad
Olvídate de aquello de que la curiosidad mató al gato, la curiosidad no sólo no mató al gato sino que lo hizo más sabio, mañoso y probablemente más gordo. Precisamente lo que nos puede llevar a buen puerto en esta tarea es nuestra capacidad de ser curiosos, de andar de preguntones, de metiches, de indagar, de investigar. Olvídense de pensar que ya conocen lo suficiente, que tal o cual sistema o manera de hacer es perfecto y no podemos ahondar más. A lo mejor sí lo que conocemos es la mera verdad, pero a lo mejor no, o como dice doctamente la sabiduría popular lo más probable es que quien sabe.
La curiosidad es lo que nos mantiene vivos y con ganas de encontrar respuestas, aunque normalmente las respuestas sean muy pocas en comparación de las preguntas. Tener en la cabeza un montón de preguntas que necesitan respuestas es la condición sine qua non de la búsqueda de la sabiduría. Pobre de aquel que crea que ya encontró la verdad, bienaventurados los que dudan, bien aventurados lo que buscan, los que indagan, porque de ellos será el reino de los sones.
Segunda patada: La desconfianza
Desconfíen hasta de su propia madre. Y no porque pensemos que su señora madre sea una persona deshonesta o inconsciente, sino porque todos los humanos somos, y por favor no me vayan a echar la culpa de que yo destruí su inocencia, por naturaleza falibles. Nos equivocamos, se nos olvidan las cosas, tenemos rencillas, etc. La persona que voluntaria o involuntariamente les está proporcionando información es, mientras no demuestre lo contrario, un ser humano más y por lo tanto lo más probable es que no sea el feliz depositario de la verdad absoluta. No importa que todos los indicadores nos permitan decir que este señor si es el mero mero porque vive en un lugar tan pero tan inhospitalario, que seguramente lo que aprendió lo debe haber aprendido directamente del primer indígena músico que tuvo un yerno blanco y un compadre negro. No importa que don Fulanito sea un pan y que me haga recordar a la madre que mi padre no tuvo y por eso estoy buscando una figura paterna para remplazarlo. Todos somos falibles, incluido, me cuesta decirlo, yo. Debemos estar abiertos a la posibilidad que a nuestro informante se le hayan olvidado las enseñanzas de su abuelo, que las haya aprendido mal, o que de plano sea malo tocando la jarana, porque créanme, puede pasar.
También claro está puede pasar lo contrario y que este señor realmente sea un verdadero maestro, se las sepa de todas todas y nos permita conocer las entrañas más intensas del son jarocho jamás experimentadas por ser humano. La cosa es que de primera entrada no lo sabemos, así que debemos utilizar la desconfianza y aplicar todos esos métodos que nos enseñan, o deberían enseñarnos en el taller de lectura y redacción de la prepa, y debemos observar, registrar, comparar, sopesar, poner a prueba, hacer preguntas, volver a comparar, regresar a la fuente, sistematizar, clasificar, articular, desarticular y muchas otras cosas, mediante las cuales nos iremos acercando a la verdad.
Patada 3: Compartir
Compartan lo que investigaron, compartan lo que aprendieron, porque sólo de esa manera avanzamos, es importante que sepamos como es que Don Fulanito que vive en Encasadelachingadotitlán ejecuta el Siquisirí, que los demás nos enteremos porque a lo mejor al cruzar esa información con la de Don Zutanito que vive en Aquíalavueltepec, encontramos puntos en común, que nos permitan tener una visión de conjunto. Así el que tenga que empezar este ciclo, podrá no empezar de cero podrá tener puntos de referencia que hagan su trabajo, no más pero sí más rico, para él, pero sobre todo para todos nosotros que tenemos la dicha de estar presenciando este movimiento que con sus dimes y diretes, con sus avances y retrocesos, nos ha enriquecido la vida y nos ha hecho a punta de zapateo, mejores seres humanos.
(Aquí es donde aplauden)
Si les interesa aprender más de la etnografía, busquen al antropólogo que más confianza le tengan y pregúntenle, seguramente tendrá algunos textos que pueda compartir con ustedes. Yo encontré uno particularmente interesante que hace que valga la pena desempolvar el inglés que aprendieron en la secundaria. El trabajo se llama Ethnography in the Performing Arts: A Sstudent Guide y se encuentra en el siguiente enlace http://www.heacademy.ac.uk/assets/documents/subjects/palatine/Ethnography-in-the-Performing-Arts-A-Student-Guide.pdf
Para finalizar les aviso que el texto de esta ponencia pueden consultarlo en mi blog  titulado http://rumberoyjarocho.blogspot.mx, donde también pueden hacer comentarios o mencionar el afecto especial que le tienen a mi señora madre.
Muchas gracias

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