Curso básico de etnografía para soneros jarochos,
o lo que es lo mismo,
como hacer trabajo de campo en tres patadas
La versión en video de esta ponencia la pueden encontrar en el siguiente enlace
http://youtu.be/Xekni6URg5E
La versión en video de esta ponencia la pueden encontrar en el siguiente enlace
http://youtu.be/Xekni6URg5E
Rafael Figueroa Hernández
figueroa@comosuena.com
Queridos amigos,
colegas, conocidos y no conocidos, si están escuchando esto es porque seguramente
ya no estaré entre ustedes, pero no se emocionen, no es porque ya me morí, sino
porque tuve que salir de esta bella ciudad de Xalapa a cubrir otras
obligaciones. No quise dejar de participar y formar parte de este esfuerzo que
es más que necesario en nuestro país, por lo que realicé el presente video para
participar en el Congreso con la esperanza de que podamos regar algo de buena
voluntad y apoyar el desarrollo del estudio de nuestras músicas. Es por eso que
me atrevo a presentar ante ustedes este
Curso básico de
etnografía para soneros jarochos,
o lo que es lo
mismo,
como hacer
trabajo de campo en tres patadas
La etnografía es un
método de investigación que tiene su fundamento en el trabajo de campo. Es
utilizado ampliamente en ciencias sociales cuando el investigador tiene acceso
físico a una realidad que quiere estudiar y entonces en vez de estar haciendo
su trabajo en un escritorio o en una biblioteca, procesos válidos también,
decide que deberá hacer una visita, o varias, o muchas, a algún lugar donde se
esté llevando a cabo el fenómeno o el proceso que quiere estudiar. A muchos
músicos este proceso les viene valiendo lo que se le unta al queso pero para
aquellos que estudian seriamente los géneros tradicionales es algo que debiera
importarles y específicamente a los soneros jarochos a quienes dedicamos la
presente ponencia.
El son jarocho se
encuentra en la actualidad en un momento de auge cuantitativo muy importante.
Cientos, si no es que miles de ejecutantes lo cultivan a diario, no sólo en Veracruz,
sino en muchos otros lados de México y del planeta entero. Esto se ha dado a
partir de la labor de muchos músicos, investigadores, etnomusicólogos,
promotores y gestores culturales, que han trabajado conjuntamente para
“rescatar” primero y luego consolidar el son jarocho que casi se pierde en el
suelo veracruzano, un grupo de personas que, más o menos, están de acuerdo en
algunas cosas generales y que a falta de un mejor nombre ha sido conocido como “movimiento
jaranero”.
Uno de los principios
primigenios de este movimiento jaranero fue precisamente establecer que lo que los
medios nos habían dado como son jarocho no era cierto, sino que el verdadero
son jarocho estaba languideciendo en algún lugar del campo en una región sociocultural
llamada Sotavento, localizada principalmente en Veracruz pero que cubría
algunas regiones de Oaxaca y de Tabasco. No discutiremos aquí la validez de
dicho planteamiento que puede ser discutible, sino que trabajaremos a partir de
uno de sus axiomas que ha probado ser muy fructífero: la veneración por el
“verdadero” son jarocho que estada depositado en las manos, cerebros y
corazones de los “verdaderos” ejecutantes del son jarocho, quienes con sus
instrumentos “verdaderos” y desde sus “verdaderas” tierras, tocaban el “verdadero”
son. Si sienten que dije muchas veces la palabra “verdadero” o alguna de sus
variantes fue nada más para enfatizar el planteamiento original, no vayan
ustedes a creer que quiero poner en evidencia a nadie. Prosigamos.
Esta visión del son
jarocho trajo como resultado, desde el punto de vista positivo, que se
recuperaron afortunadamente muchos de los saberes musicales que estuvieron a
punto de perderse y que estaban en calidad de biblioteca virtual en las cabezas
de muchísimos ejecutantes de los cuales no hubiéramos nunca sabido nunca nada
si no hubiera sido por el trabajo de campo de muchos de los integrantes del
movimiento, pero, y yo sé que ya estaban esperando la palabrita, pero desgraciadamente
también trajo aparejado algunos problemas derivados de los que he llamado la “dictadura
del informante”.
Dictadura del
informante quiere decir, según mi leal saber y entender, que muchos de los que
hicieron y siguen haciendo trabajo de campo confiaban totalmente en el músico
que estaban entrevistando o aquel con el cual habían aprendido a tocar y
entonces ungían todo aquello que sabían con olor a santos óleos y lo trataban como
a la biblia, todo aquello que tocaba sus belfos en el camino de salida de su
corazón hacia nosotros los mortales debía ser, por el solo hecho de venir de
quien venía la mera neta. Esto le trajo al movimiento jaranero un buen número
de discusiones sin sentido que se hubieran podido evitar si los músicos
hubieran conocido un poquito más de que es esa cosa que se llama etnografía.
No vamos a abordar
aquí obviamente todos los aspectos de la etnografía sino que solamente nos
limitaremos a darles a los interesados la patada inicial, de hecho tres patadas
iniciales, si es que recuerdan el título de esta ponencia. Comenzamos.
Primera patada: la curiosidad
Olvídate de aquello
de que la curiosidad mató al gato, la curiosidad no sólo no mató al gato sino
que lo hizo más sabio, mañoso y probablemente más gordo. Precisamente lo que
nos puede llevar a buen puerto en esta tarea es nuestra capacidad de ser
curiosos, de andar de preguntones, de metiches, de indagar, de investigar. Olvídense
de pensar que ya conocen lo suficiente, que tal o cual sistema o manera de
hacer es perfecto y no podemos ahondar más. A lo mejor sí lo que conocemos es
la mera verdad, pero a lo mejor no, o como dice doctamente la sabiduría popular
lo más probable es que quien sabe.
La curiosidad es lo
que nos mantiene vivos y con ganas de encontrar respuestas, aunque normalmente
las respuestas sean muy pocas en comparación de las preguntas. Tener en la
cabeza un montón de preguntas que necesitan respuestas es la condición sine qua non de la búsqueda de la
sabiduría. Pobre de aquel que crea que ya encontró la verdad, bienaventurados
los que dudan, bien aventurados lo que buscan, los que indagan, porque de ellos
será el reino de los sones.
Segunda patada: La
desconfianza
Desconfíen hasta de
su propia madre. Y no porque pensemos que su señora madre sea una persona
deshonesta o inconsciente, sino porque todos los humanos somos, y por favor no
me vayan a echar la culpa de que yo destruí su inocencia, por naturaleza
falibles. Nos equivocamos, se nos olvidan las cosas, tenemos rencillas, etc. La
persona que voluntaria o involuntariamente les está proporcionando información
es, mientras no demuestre lo contrario, un ser humano más y por lo tanto lo más
probable es que no sea el feliz depositario de la verdad absoluta. No importa
que todos los indicadores nos permitan decir que este señor si es el mero mero
porque vive en un lugar tan pero tan inhospitalario, que seguramente lo que
aprendió lo debe haber aprendido directamente del primer indígena músico que
tuvo un yerno blanco y un compadre negro. No importa que don Fulanito sea un
pan y que me haga recordar a la madre que mi padre no tuvo y por eso estoy
buscando una figura paterna para remplazarlo. Todos somos falibles, incluido,
me cuesta decirlo, yo. Debemos estar abiertos a la posibilidad que a nuestro
informante se le hayan olvidado las enseñanzas de su abuelo, que las haya
aprendido mal, o que de plano sea malo tocando la jarana, porque créanme, puede
pasar.
También claro está puede pasar lo contrario y que
este señor realmente sea un verdadero maestro, se las sepa de todas todas y nos
permita conocer las entrañas más intensas del son jarocho jamás experimentadas
por ser humano. La cosa es que de primera entrada no lo sabemos, así que
debemos utilizar la desconfianza y aplicar todos esos métodos que nos enseñan,
o deberían enseñarnos en el taller de lectura y redacción de la prepa, y
debemos observar, registrar, comparar, sopesar, poner a prueba, hacer
preguntas, volver a comparar, regresar a la fuente, sistematizar, clasificar,
articular, desarticular y muchas otras cosas, mediante las cuales nos iremos
acercando a la verdad.
Patada 3: Compartir
Compartan lo que investigaron, compartan lo que
aprendieron, porque sólo de esa manera avanzamos, es importante que sepamos
como es que Don Fulanito que vive en Encasadelachingadotitlán ejecuta el
Siquisirí, que los demás nos enteremos porque a lo mejor al cruzar esa
información con la de Don Zutanito que vive en Aquíalavueltepec, encontramos
puntos en común, que nos permitan tener una visión de conjunto. Así el que
tenga que empezar este ciclo, podrá no empezar de cero podrá tener puntos de
referencia que hagan su trabajo, no más pero sí más rico, para él, pero sobre
todo para todos nosotros que tenemos la dicha de estar presenciando este
movimiento que con sus dimes y diretes, con sus avances y retrocesos, nos ha
enriquecido la vida y nos ha hecho a punta de zapateo, mejores seres humanos.
(Aquí es donde aplauden)
Si les interesa aprender más de la etnografía,
busquen al antropólogo que más confianza le tengan y pregúntenle, seguramente
tendrá algunos textos que pueda compartir con ustedes. Yo encontré uno
particularmente interesante que hace que valga la pena desempolvar el inglés
que aprendieron en la secundaria. El trabajo se llama Ethnography in the Performing Arts: A Sstudent Guide y se encuentra
en el siguiente enlace http://www.heacademy.ac.uk/assets/documents/subjects/palatine/Ethnography-in-the-Performing-Arts-A-Student-Guide.pdf
Para finalizar les aviso que el texto de esta
ponencia pueden consultarlo en mi blog titulado http://rumberoyjarocho.blogspot.mx,
donde también pueden hacer comentarios o mencionar el afecto especial que le
tienen a mi señora madre.
Muchas gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario